Atención al anciano con total profesionalidad

La atención al anciano continuada puede ser apabullante, el sumatorio de sucesos desapacibles que se marchan amontonando en el cuidador pueden alterar la actitud de este cara la persona que cuida y fortalecer la aparición de reacciones violentas que, con el tiempo, puede transformarse en un maltrato. Por desgracia, cada vez es más frecuente la violencia hacia el anciano y nos gustaría plantar cara, a este tremendo problema.

La escasa información con respecto al proceso de envejecimiento por parte de algunos cuidadores no profesionales, la carencia de habilidades para el cuidado, o bien unos recursos de apoyo inapropiados, pueden agudizar esta situación.

En mil novecientos setenta y nueve, se empezó la primera investigación sobre los malos tratos en ancianos, promovida por la Asociación de Gerontología de Manitoba (Canadá), cuyos resultados concluyeron que el veinticinco por ciento de los casos de maltrato a ancianos era abuso físico, el cuarenta y cuatro por ciento explotación material y el treinta por ciento violación de los derechos de los ancianos.

En un informe de la OMS (OMS) del año dos mil dos, se calcula que entre un cuatro por ciento y un seis por ciento de las personas mayores han sufrido alguna forma de maltrato por la parte de miembros de la familia. En España, el estudio de los malos tratos a las personas mayores se empezó en mil novecientos noventa, en un Congreso efectuado en Toledo; más tarde, en dos mil, el informe: “Avances sobre la situación de violencia, maltrato y abandono de los mayores en la actualidad” y el artículo de Rubio “Los malos tratos en personas mayores: un reto a superar en el tercer milenio”, ponían de manifiesto la necesidad de desarrollar programas de capacitación que produzcan conciencia sobre el abuso de ancianos. La atención al anciano debe estar apoyada por el conocimiento. Evitar la sobrecarga del cuidador principal y ofrecerle la formación adecuada para solventar los problemas del día a día.

En el estudio efectuado por el Centro Reina Sofía para el estudio de la violencia en el año dos mil ocho (siete) se recogen los primordiales resultados de la primera investigación efectuada en este país sobre el maltrato de personas mayores en la familia. En este se resalta que el cero con ocho por ciento de los ancianos españoles reconocen que padecen maltrato por la parte de algún familiar y los cuidadores llegan a reconocer tasas de hasta el cuatro,5 por ciento .

Además de esto, identifica como factores de peligro de maltrato el nivel de dependencia de la víctima, la edad avanzada y la presencia del síndrome de burnout en los cuidadores, y reconoce que el cuarenta y cuatro,4 por ciento de los cuidadores que incurrían en maltrato aseveraban que el cuidado del mayor les influía de manera negativa en sus relaciones de pareja y familiares (este porcentaje era de tan solo el diecisiete con nueve por ciento entre los cuidadores que no maltrataban a los ancianos a su cargo).

Atención al anciano por cuidadores profesionales

En nuestros días en España se estima una prevalencia de maltrato de entre el tres y el diez por ciento , con un incremento en los mayores de ochenta años. Este maltrato afecta a los ancianos de cualquier nivel social y económico, si bien es más frecuente en los estratos sociales más desfavorecidos. Los primordiales implicados son los cuidadores y familiares (cincuenta y siete por ciento hijos, seguido de yernos/nueras hasta un veintitrés por ciento , y después el cónyuge: ocho por ciento ).

Este problema en la atención al anciano, se estima que lo sufre hasta un cuatro por ciento de la población mayor que vive en la comunidad y hasta un treinta y cinco por ciento de los institucionalizados. En el estudio efectuado en dos mil cuatro por la Sociedad De España de Geriatría y Gerontología sobre la percepción de los profesionales sobre negligencia, abuso y maltrato a las personas mayores, se asevera que, en el origen de ciertas conductas negligentes, exageradas, violentas o bien de maltrato, se ubica la ausencia de consideración social que domina hoy en día en la sociedad, sobre los ancianos.

Podemos aseverar que, actualmente, hay una cultura que acepta la violencia por la parte de la sociedad normalmente y que se hace presente en cuestiones tan dispares como los juguetes de los pequeños, las películas y los programas de TV, los deportes o bien la manera en que las naciones resuelven los conflictos; esta aceptación o bien normalización de la violencia, puede contribuir a la aparición de maltrato.

En el campo social y cultural de España, las actitudes referidas a los mayores han experimentado una profunda transformación, pasando de ser considerados protagonistas en la activa familiar y social, a ser apartados a un papel intrascendente, con escasa significación social, y percibidos prácticamente como una carga (once). En la Primera Conferencia de Acuerdo sobre el anciano maltratado festejada en España en mil novecientos noventa y cinco , se acordó delimitar el maltrato al anciano como: “Cualquier acto o bien omisión que genere daño, intencionado o bien no, practicado sobre personas de sesenta y cinco y más años, que ocurra en el medio familiar, comunitario o bien institucional, que vulnere o bien ponga en riesgo la integridad física, psíquica, tal como el principio de autonomía o bien el resto de los derechos esenciales del individuo, constatable objetivamente o bien percibido subjetivamente”.

Atención al anciano, la importancia de la formación en los cuidados

Se han identificado 5 géneros de maltrato a los mayores: negligencia, maltrato físico, maltrato sicológico, abuso económico y abuso sexual. El más usual es la negligencia, definida como “conducta en la que se desatiende la obligación de dispensar los cuidados precisos a una persona” y que, en la mayor parte de las ocasiones, se genera en el entorno familiar.

Del estudio, se recogen datos para cada género de maltrato en los primordiales estudios existentes en diferentes países. En el campo de la violencia y, por consiguiente, del maltrato, un factor de peligro vendría a ser una característica que, en alguna medida, ubica al sujeto en una situación de vulnerabilidad cara el comportamiento violento.

Considerando la violencia como el resultado de una compleja interacción entre múltiples sistemas: el individual, el relacional, el comunitario y el social (siete).  Factores individuales: las peculiaridades personales acrecientan la probabilidad de que una persona se transforme en víctima o bien atacante, esencialmente el sexo (las mujeres ancianas son las primordiales víctimas de abuso sexual), la edad (desde los setenta y cinco años aumenta el peligro de padecer maltrato), los ancianos dependientes presentan mayores tasas de todos y cada uno de los géneros de maltrato.

Factores relacionales: las interactúes sociales próximas (amigos, familia, pareja) aumentan el peligro de ser víctima o bien atacante. Los primordiales factores relacionales son el agobio del cuidador, la agresividad de la víctima, la dependencia económica del atacante y las condiciones de convivencia (diecinueve), prueban que convivir con algún familiar es un factor de peligro para transformarse en víctima de violencia.

Factores comunitarios: los contextos en los que se desarrollan las relaciones sociales de las personas pueden ser factores que acrecienten el peligro de violencia; entre ellos, resaltan la carencia de apoyo social y el aislamiento social (las investigaciones de Cooney y Mortimer, González et al., Muñoz (diecisiete), y también Iborra, prueban que los ancianos víctimas de maltrato tienen menos contactos sociales que los ancianos que no padecen violencia).

Factores sociales: En la atención a los ancianos, la existencia de una cultura de violencia, la presencia de determinadas tradiciones y el sexismo, entre otras muchas, son factores de peligro de conductas violentas. El edadismo (veintiuno) (término acuñado por Butler en mil novecientos sesenta y nueve) hace referencia a un proceso por medio del que se estereotipa, de manera sistemática, a las personas por el hecho de ser mayores.

Atención al anciano, el cuidado de los mayores

Las actitudes y estereotipos negativos cara las personas mayores, presentes tanto en la población joven como en exactamente las mismas personas mayores, hacen que se les deshumanice en cierta forma, facilitando que otras personas abusen de ellas sin un sentimiento de culpabilidad o bien remordimiento. Puesto que la actitud es un sentimiento a favor o bien contra un objeto definido, que predispone a una acción congruente con las cogniciones y cariños relativos a dicho objeto, puesto que la violencia es un comportamiento deliberado que provoca o bien puede provocar daños físicos o bien sicológicos a otros seres , y pues la sobrecarga que representa para una persona el cuidado de un anciano puede desembocar en malos tratos, los objetivos de este trabajo son los siguientes: Examinar las actitudes de los cuidadores, familiares y profesionales, respecto a la atención al anciano.

hombres), determinando la presencia de factores de peligro a fin de que se genere maltrato por la parte de unos cuidadores o bien otros. El estudio ha sido de tipo experimental-gráfico, usando la combinación de metodología cuantitativa y cualitativa, con el objetivo de conocer las actitudes de los cuidadores respecto a la violencia y el maltrato a los ancianos, tal como su posible auto percepción de sobrecarga con relación a la atención a los ancianos.

La elección de los sujetos se ha hecho a través de un muestreo por conveniencia, eligiendo 2 conjuntos de cuidadores:

Cuidadores profesionales de ancianos: los criterios de selección fueron no ser familiar en ningún grado y percibir algún género de retribución (en metálico o bien en especie).

Cuidadores familiares de ancianos: el criterio fue tener parentesco con el mayor, sin importar lo más mínimo si la persona está formada en las materias de cuidados y atención al anciano.

Además de el conocimiento del entorno de la ancianidad, la persona que esté a cargo de los mayores, tiene que tener muy presente actitudes de respeto hacia a ellos.