Las fracturas

Decir que un hueso está fracturado equivale a decir que el hueso está roto. Las fracturas se producen cuando se aplica más presión sobre un hueso de la que puede soportar. Dependiendo de la presión que se aplique y de la zona del hueso, éste de rompe parcialmente o por completo. Una ruptura en una zona del hueso, por muy pequeña que sea, se considera una fractura.

Algunas de las causas de fracturas más comunes son caídas desde cierta altura, accidentes de coche o de moto, golpes directos como una patada practicando algún deporte o fuerzas repetitivas que pueden sobrecargar el pie, el tobillo, la tibia o la cadera, causadas por una actividad tan común como la de correr. La osteoporosis también puede causar fracturas, ya que es una enfermedad ósea en la cual los huesos se vuelven más frágiles y se rompen con más facilidad.

Los síntomas se perciben de forma inmediata, ya sea de forma visual (una extremidad o articulación visiblemente fuera de lugar o deformada, ruptura de la piel con el hueso visible, un hinchazón, un hematoma o sangrado) como de forma sensorial (dolor intenso, entumecimiento y hormigueo o movimiento limitado).

Una fractura puede ser simple, con lo cual el hueso está roto pero la piel intacta, o puede ser compuesta, en cuyo caso la piel sí que estaría dañada por el hueso o el golpe. Otro tipo de fractura es la fractura por estrés o sobrecarga, que no se produce por aplicar una presión superior a la que puede soportar el hueso, sino a la aplicación prolongada o repetitiva de fuerza sobre el mismo. Además, existen otros tipos especiales de fractura: transversa, en tallo verde o conminuta. La fractura transversa forma un ángulo recto con el eje del hueso. La fractura en tallo verde es más frecuente en los niños y consiste en la ruptura de un lado del hueso mientras que el opuesto solamente se encorva. Por último, la fractura conminuta se produce cuando el hueso se fractura en tres o más fragmentos.

En cuanto al tratamiento de la lesión, se utilizan yesos, tablillas, clavos u otros mecanismos para mantener la fractura en posición correcta mientras el hueso sana durante varias semanas o meses, dependiendo de la gravedad de la fractura. Una vez superado el tratamiento, el paciente debe someterse a un proceso de rehabilitación, cuya duración también dependerá del tipo de fractura.

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