¿Qué es el lacado de puertas?
Junto con las puertas correderas, las puertas lacadas son las que más se utilizan en la carpintería interior. Aunque en su mayoría se realiza para las viviendas, también se encuentra en oficinas o locales comerciales. Pero, aunque estamos acostumbrados a hablar de este tipo de puertas, tal vez no sepas muy bien qué son estas puertas, o bien el proceso que necesitan para tener el aspecto que tienen y su característico acabado.
Las puertas que están correctamente lacadas, tienen una apariencia lisa y suave. Pueden tener cualquier color, y aunque normalmente su composición es de madera, su cara visible no parece que lo sea así, no parece la típica puerta de madera. En los últimos tiempos en los que cada vez más se lleva lo personalizado y lo exclusivo, es posible personalizar también las puertas adaptándose a cualquier decoración, o haciéndola un producto exclusivo para tu hogar o para tu oficina de trabajo.
El lacado es la técnica que se usa para recubrir un mobiliario y superficies de madera, pero ahora hablamos de puertas. Una vez la puerta esté construida, en su superficie, se le aplica un líquido especial para el lacado. Este producto que tenemos que aplicar, primeramente, contiene diferentes disolventes incorporados, que son los encargados de que se seque la madera y le otorgan ese aspecto tan característico y único. Gracias precisamente a ese efecto, cuando la puerta se seque, va a tener el aspecto típico que se consigue lacando las puertas, que son sin duda la uniformidad y suavidad. Pero ojo, estas dos características, que no te engañen, las puertas debidamente lacadas tienen una mayor resistencia y durabilidad. Eso sí, hay que tener cuidado de no golpearlas, porque el lacado se puede agrietar y perder su estética original. El color con el que se las lava es más resistente que el de la madera normal, mantiene su color durante mucho más tiempo, porque la laca no permite que se deteriore con el paso del tiempo. El material con lo que se laca, es un esmalte muy duradero.
Además de todo lo anterior, el lacado de puertas facilita mucho el momento de su limpieza. Igual no te has fijado, pero las puertas lacadas normalmente dan siempre apariencia de cuidadas y limpias que las que presentan las puertas de madera. Esto también se acentúa porque al ser prácticamente lisa, son mucho más sencillas de limpiar que las que tienen formas en su madera. Aunque se ensucian igual, tan solo con un paño húmedo, se les otorga un aspecto original. Eso sí, siempre se debe de tener cuidado con no utilizar productos que sean abrasivos, para que no destrocen el lacado. Normalmente con agua es suficiente y si es mucha la suciedad que hay que quitar, puede aplicarse con algún jabón que sea respetuoso con los lacados.
Estamos acostumbrados a que las puertas lacadas sean en colores madera o blanco, pero nada más lejos de la realidad, se puede lacar en una gran variedad de colores (aunque lo más común es lacar puertas en blanco), e incluso darle el brillo que cada persona considere. Desde luego, esto facilita el tener puertas lacadas en cualquier ambiente de cualquier hogar.
Lacar las puertas no es algo sencillo, de hecho, desde aquí te aconsejamos que inviertas en un buen profesional si no te ves preparado para ello. Pero si te ves capacitado y quieres lacar las puertas tú mismo, te vamos a explicar un poco como es el proceso, para que pienses si realmente puedes hacerlo, no solo es pintar una pared.
Para empezar, se suele utilizar una puerta con un tipo de madera especial, como es el DM, que está compuesta a base de aglomerado. El aglomerado está compuesto por la unión y la mezcla de diferentes maderas y resinas, lo que la hace capaz de soportar perfectamente un lacado. Se debe lijar de forma minuciosa la puerta para poder eliminar todo tipo de imperfecciones o de posibles rugosidades. Después hay que ir aplicando sobre la puerta, varias capas de laca o esmalte para lacado sucesivamente. Eso sí, entre las diferentes capas hay que dejar que la propia puerta absorba la laca y se seque. El número de capas dependerá de conseguir y de su calidad.
El lacado se debe de realizar en un espacio que esté preparado para realizar tal trabajo ya que la forma de realizarlo es también bastante peculiar. Normalmente se realiza gracias a una pulverización del esmalte, por lo que se necesitan unas herramientas en concreto. Evidentemente, aunque lleve varias capas, la que es realmente importante que quede perfecta es la última, pero si tenemos un fallo importante en la primera capa, puede notarse en el resultado final. Y por supuesto el secado es algo realmente importante que se haga de forma correcta, tal vez sea lo que haga que puedas tener un resultado perfecto o no.
Y si lo que vas a lacar es una puerta antigua, te aconsejamos que antes de nada empieces por corregir cualquier tipo de imperfección que pueda tener, para que sea lo más regular posible. Por lo que es de vital importante realizar un lijado perfecto y de esta forma quitar las imperfecciones, en caso de que haya poros lo ideal es taparlos con algún líquido específico y de esta forma bloquear cualquier tipo de poro o agujero. Si son de un tamaño importante, deberás de aplicar masilla para poderlo tapar, una vez seco, volver a lijar y una vez estando todo a nivel, comenzar a lacar. Y en este caso, volvemos a recordarte que debe de ser realizado el lacado en un lugar limpio sin ningún tipo de suciedad. No es para nada sencillo tener un lugar en el que no entre ni una sola mota de polvo.
Como ves, de sencillo no tiene nada, porque además de tener herramientas muy específicas, debes de tener un lugar muy específico para poder realizar el lacado de forma correcta. Por lo tanto, tal vez sea mejor que acudas a un profesional, con experiencia para poder tener el acabado perfecto que precisan estas puertas.