Por qué los fármacos para dejar de fumar no siempre son suficiente
La mayoría de fumadores que intentan dejar de fumar coinciden en lo difícil que les resulta liberarse de esta adicción. Por un lado, existe la dependencia física a la nicotina, pero también deben hacer frente a la dependencia psicológica y social.
Por eso, a pesar de utilizar recursos farmacológicos como los parches, los chicles o incluso medicamentos con receta médica, muchas personas fracasan en su propósito de dejar de fumar. La causa: se están olvidando de atender la parte psicológica de la adicción, y cuando se tienen que enfrentar a situaciones fuertemente asociadas al tabaco (estrés, eventos sociales, emociones difíciles…) terminan recayendo.
“No nos han enseñado a atender nuestras emociones y buscar la manera más sabia de darles cabida y liberarlas. Todo lo contrario”, cuenta la psicóloga Irene S. Ventura, autora del proyecto Voy a Dejar de Fumar.
“Para los fumadores, el tabaco se termina convirtiendo en una especie de caparazón, una manera de tapar lo que nos duele o nos desagrada. Me enfado, entonces fumo. Me estreso, entonces fumo. Me siento incómoda en este lugar, entonces salgo a fumar.”
El problema es que, cuando dejamos de fumar, ya no podemos recurrir a esa estrategia y nos sentimos incapaces de hacer frente a la situación. Tanto es así que, si no logramos desarrollar nuevos patrones de pensamiento y conducta, tarde o temprano terminaremos abandonando nuestro objetivo. “Por eso he desarrollado una serie de recursos para dejar de fumar, recursos psicológicos que nos permiten gestionar correctamente nuestras emociones y pensamientos y poner en marcha nuevas estrategias de acción”.
Aunque en los hospitales públicos encontramos propuestas de acompañamiento psicológico para abandonar el tabaco, todavía son muy escasas y generalmente son llevadas a cabo por profesionales de la enfermería, no de la psicología.
Por eso es tan valioso que profesionales de la psicología se especialicen en tabaquismo y desarrollen recursos para atender los aspectos emocionales y cognitivos de la adicción al tabaco.